miércoles, 25 de abril de 2012

Tortas de Navidad


Si, ya sé que estamos casi en Mayo, pero bueno, nunca es tarde si la receta es buena ¿no?
Hoy os traigo una entrada que lleva un tiempo en el ordenador guardada, y por una cosa u otra al final no me ponía a ello y el tiempo pasaba. Esta es una de esas recetas familiares, que mi madre aprendió de su madre (mi abuela) y así ha llegado hasta mi. Yo le he hecho una pequeña variante, ya que en lugar de vino dulce, como vereis más adelante, le añado Pedro Ximenez, y la verdad que se nota en el sabor, aunque claro está, en vosotros está la decisión final.
Todas las navidades, a finales de Noviembre ya está mi esposa diciéndome que tenemos que preparar las tortas. Así que nada, toca comprar ingredientes, amasar, freir y melar. Es una tarde entera de trabajo (más o menos) pero se hace con una ilusión... y deja un olor en la casa...
Así que nada, sin más preámbulos os detallo como hago en mi casa las Tortas de Navidad .

  • 1 Kg de Harina de Repostería-
  • 1 Vaso de Aceite de Oliva.
  • 1 Cucharadita de Matalauva (Anís Estrellado)
  • 1 Vaso de Vino (Blanco, Dulce o en mi caso, Pedro Ximénez).
  • 1 Vaso de Zumo de Naranja (y un poco de piel).
  • 2 Sobres de Levadura.
  • 1 Pizca de Sal.
  • 1 Bote de Miel.
  • Agua.
  • Bolitas de decoración.
Las Tortas de Navidad las hacemos en dos partes, una por la mañana y otra por la tarde. Por la mañana preparamos la masa, para tenerla unas horas fermentando y por la tarde se hacen las tortas. Comencemos por la masa.

Freímos la matalauva y un poco de la piel de la naranja con el vaso de aceite. Hay que estar pendiente e ir removiendo para que no se nos pase y no se queme. Retiramos la piel de naranja y reservamos.

Tamizamos la harina y la levadura juntas en un recipiente grande que nos permita trabajar con comodidad. Hacemos un agujero en el centro y añadimos el aceite con la matalauva junto con el zumo de naranja, el vino y la sal.

Mezclamos y amasamos hasta que en el recipiente nos cuesta trabajo. En ese momento sacamos la masa y la terminamos de amasar sobre la mesa o la encimera. Debe quedarnos una masa elástica pero no pegajosa.

Una vez la masa ha adquirido el punto de amasado la colocamos en un recipiente, cubrimos con un paño y dejamos fermentando unas horas.
Ya por la tarde, es el momento de preparar las tortas.

Vamos tomando la masa en trozos, y con ayuda de un rodillo de amasar la estiramos hasta que nos quede bien fina, de un grosor de unos 3 milímetros aproximádamente. Las cortamos en trozos rectangulares, de diferentes tamaños, y las colocamos en una bandeja. De esta forma, cuando nos pongamos a freir, haremos unas tandas más largas, con lo que no perderemos tanto tiempo ni estaremos encendiendo y apagando el fuego. Aunque también podemos hacerlo con alguien, así será más entretenido.

Bueno, al lío que me subo por las ramas. Una vez tengamos unos cuantos trozos cortados, vamos friéndo en en la sartén con abundante aceite. Freímos hasta ver las tortas doradas, pendientes de que no se quemen demasiado, lo cual es muy fácil. Las sacamos y dejamos enfriar en un recipiente.

Así con toda la masa. Si queremos podemos hacer formas con las tortas, las que queramos, el resultado será el mismo.

Seguimos con el siguiente paso: melar las tortas. Para ello, en una sartén añadimos miel y un poco de agua para hacerla más líquida. Dejamos hervir un poco y añadimos las tortas poco a poco. Dejamos que se empapen bien de miel y sacamos a un recipiente y antes que se seque la miel espolvoreamos unas pocas bolitas sobre las tortas.

Y nada más, ya sólo nos queda comernos las tortas acompañadas de un buen cafelito, o un chocolatito calentito...



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